Proverbios 18:10 "Torre Fuerte es el nombre del Señor, a ella correrán los justos y se pondrán a salvo"

jueves, 15 de marzo de 2007

Conforme a Nuestra Fe

En Mateo 9:27-31 leemos:

Cuando salió Jesús, lo siguieron dos ciegos, diciéndole a gritos:
— ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
Al llegar a la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó:
— ¿Creéis que puedo hacer esto?
Ellos dijeron:
—Sí, Señor.
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
—Conforme a vuestra fe os sea hecho.
Y los ojos de ellos fueron abiertos. Jesús les encargó rigurosamente, diciendo:
—Mirad que nadie lo sepa.
Pero cuando salieron, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.

Jesús venía de resucitar a una niña muerta, cuando lo interceptaron dos ciegos. Muchos de nosotros estamos ciegos, quizá no porque no poseamos el sentido de la vista, sino porque no podemos solucionar problemas, porque no podemos cambiar situaciones, o porque nos sentimos impotentes.

Estos hombres eran ciegos, pero no sordos o ignorantes. Sabían de la promesa de Dios a David. Por eso llamaron a Jesús: ¡Hijo de David!

Normalmente la gente primero quiere ver para poder creer. Estos hombres eran ciegos, así que eso quedaba descartado. Siguieron a Jesús todo el camino y aunque aparentemente Jesús no les hace caso, ellos persistieron. Aparte de la ceguera, se les aparece otro problema: Jesús no parece escucharlos. Parecía que estos dos eran amigos y se apoyaban mutuamente. A veces es difícil seguir a Jesús cuando parece que Él ni siquiera nos voltea a ver.

Ellos sabían de la Palabra, lo cual era notorio por sus voces: “Hijo de David.” Somos lo que comemos. La Palabra de Dios es alimento. Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios (Romanos 10:17) Debemos tener cuidado con lo que oimos. La ceguera de estos hombres les ayudó a confiar en Dios. Era su última esperanza. La medicina de su tiempo no tenía cura para su ceguera.

Por otra parte, Jesús estaba ayudándoles a desarrollar su interés por Él. Seguramente los había escuchado desde la primera vez. Igual que Dios hizo esperar a Job para perfeccionarlo. Jesús tiene el poder para hacer las cosas, pero no las va a hacer a menos que tengamos fe. De hecho pasó la responsabilidad a los ciegos. Jesús va a hacer las grandes obras, pero a través de nuestra fe. Depende de que lo creamos.

Los ciegos no fueron a Jesús con dudas, ellos ya sabían que Jesús podía hacerles el milagro. Si Usted tiene dudas, aliméntese de la Palabra. Dios obra exclusivamente por nuestra fe y nos va a preguntar exactamente lo mismo que les preguntó a los ciegos.

La respuesta de Dios es clara: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”.