Proverbios 18:10 "Torre Fuerte es el nombre del Señor, a ella correrán los justos y se pondrán a salvo"

jueves, 4 de octubre de 2007

Defendamos la Corona

Algunas personas se han quedado estancadas en el pasado y piensan que no es necesario cambiar. La Biblia nos enseña a entender las cosas que van a venir para que no estemos anclados en lo que pasó. Apocalipsis es un libro del porvenir que nos mantiene despiertos cuando la mayoría de las personas se están durmiendo.

Dormirse en la vida lo hace las personas que están desconectadas, inconscientes de las verdades espirituales. Dichas personas resultan muy peligrosas. ¿Cuántas personas han muerto en las carreteras porque un conductor se quedó dormido? Así ocurre en lo espiritual.

Apocalipsis es un libro de lo que viene, pero para que sepamos qué hacer en el presente y sepamos lo que van a demandar de nosotros esos tiempos. Al ser concientes de esas verdades, nos prepararemos de manera adecuada. Así como nos preparamos para la vejez (supongo), debemos prepararnos para los días del futuro y que no lleguemos en forma incompetente. Lo que somos hoy, lo seremos de forma amplificada mañana. Si hoy somos avaros, mañana lo seremos al doble o al triple. Tenemos que decidirnos hoy a hacer las cosas. No sabemos el tiempo que tendremos disponible por delante. Por eso Dios nos avisa de lo que viene.

Apocalipsis es un libro que habla del dolor que va a venir al mundo. Primero el dolor y luego la alegría porque iniciara el reinado de justicia de Jesús.

Apocalipsis 3:7-11 Es la visión futura para algunas personas que vivimos en este tiempo, de hecho una advertencia.
"Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir:
Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre. Voy a hacer que los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos pero que en realidad mienten, vayan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación, que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven en la tierra. Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona.
(Apocalipsis 3:7-11)

Si en este momento falleciéramos y fuéramos llevados a la presencia de Dios, ¿tendríamos honra? ¿Estarían las joyas de nuestra corona completas? Este pasaje nos dice que la corona que no somos capaces de retener, pueda ser trasladada a otra persona.

En este mundo todo gira alrededor de la gloria y la alabanza que viene de alguien. Noten por ejemplo la cara del jugador que acaba de anotar un gol en un mundial. Pero esa gloria es de papel, lo importante es la gloria de Dios. ¿Él aplaudiría lo que estamos haciendo esta semana? No importa lo que dice quien está a nuestro lado, sino lo que dice Dios. La gloria que viene de Dios es lo único que vale. Al morir nuestros bolsillos van a estar vacíos, la cuenta del banco se va a quedar aquí. Todo lo terrestre es efímero. Hagamos de nuestra vida el tipo de vida que Dios puede coronar estando en su presencia.

Si desfallecemos por los problemas que tenemos, perdemos la corona, si insistimos en vivir en pecado, si continuamos viviendo a nuestra manera, si fallamos, etc., igual la perdemos. Y no podemos decir: “es que todos lo hacen,” y “es que a nadie le importa.”

Dios se acerca y nos dice en voz baja: A mí me importa.

Vendrá un tiempo en que alguien o algo va a tratar de venir a robar lo que es nuestro: nuestra corona. No la entreguemos, Lo que Dios nos ha dado, nos pertenece.